¿DÓNDE ESTAMOS?
El primero de ellos, la tasa de paro de los jóvenes entre 16 y 29 años por nivel de formación alcanzado (Ver gráfico 1). Tal y como se puede apreciar en el siguiente gráfico, tenemos un serio reto especialmente con el colectivo de jóvenes con baja cualificación. Este colectivo se corresponde con los niveles “Analfabetos”, Estudios primarios incompletos”, “Educación primaria” y “Primera etapa de educación secundaria”. En el gráfico podemos advertir tres colectivos importantes sobre los que se hace necesario desarrollar programas de intervención:
• Sobre el colectivo de personas entre 25 a 29 años, analfabetos con una tasa de paro del 32,32%.
• Sobre los colectivos de jóvenes de 20 a 24 años, con estudios primarios incompletos, con educación primaria y con la primera etapa de educación secundaria que muestran tasas de paro superiores al 45%.
• Sobre el colectivo de jóvenes entre 16 y 19 años, con estudios primarios incompletos, con educación primaria y con la primera etapa de educación secundaria que muestran tasas de paro superiores al 62%.
• Sobre el colectivo de personas entre 25 a 29 años, analfabetos con una tasa de paro del 32,32%.
• Sobre los colectivos de jóvenes de 20 a 24 años, con estudios primarios incompletos, con educación primaria y con la primera etapa de educación secundaria que muestran tasas de paro superiores al 45%.
• Sobre el colectivo de jóvenes entre 16 y 19 años, con estudios primarios incompletos, con educación primaria y con la primera etapa de educación secundaria que muestran tasas de paro superiores al 62%.
“Llama la atención sobre dos aspectos inquietantes de la inserción de los jóvenes en la vida activa: su porcentaje de desempleo es muy elevado, pero peor aún sus condiciones de empleo se degradan. Numerosos jóvenes, en particular aquellos que salen de formación inicial sin formación profesional aprobada nutren así un mercado laboral secundario en el que se degradan profundamente la condición y los derechos de los trabajadores (…). De este modo, algunos jóvenes alimentarían el segmento de mercado laboral sobre el que los movimientos de demanda y rechazo de mano de obra se ven sometidos particularmente a las variaciones de la coyuntura económica; la consecuencia de esto sería la alternancia de cortos periodos de empleo con periodos de desempleo a veces prolongados”.
Dos reflexiones: en primer lugar, resulta evidente que el desempleo juvenil no es un problema nuevo, ni exclusivo de nuestro país. Y, en segundo lugar, que difícilmente podemos explicar mejor el efecto que tiene la temporalidad en la contratación de los/as jóvenes por lo que la fórmula de las Empresas de Inserción con itinerarios de entre 6 y 36 meses nos parecen un buen ejemplo de estabilidad laboral.
Dos reflexiones: en primer lugar, resulta evidente que el desempleo juvenil no es un problema nuevo, ni exclusivo de nuestro país. Y, en segundo lugar, que difícilmente podemos explicar mejor el efecto que tiene la temporalidad en la contratación de los/as jóvenes por lo que la fórmula de las Empresas de Inserción con itinerarios de entre 6 y 36 meses nos parecen un buen ejemplo de estabilidad laboral.